Siempre me han enseñado que toda buena historia tiene tres partes: introducción, el desarrollo y el final. Si pensamos en nuestro vino tenemos que todo se inicia con el cuidado del viñedo, continúa con la vendimia y termina en un producto querido por todos, el vino.
Esta entrada es algo especial, ya que no es una entrada sobre la temática central del blog. Y es especial ya que compartí una experiencia magnifica en los viñedos de la Denominación de Origen de Uclés, junto mis compañeros Álvaro y Miguel de Integral Media y junto a Yedra, quien gracias a su destreza con la cámara ha permitido esta entrada especial.
¡Sí hablamos de vendimia!
La vendimia, una labor agrícola que se produce entre las 3ª semana de agosto hasta finales de septiembre. Aunque este año climatológicamente extraño ha adelantado la vendimia una semana (en el mejor de los casos). Y es que el intenso calor y la falta de lluvias han provocado una maduración prematura de las uvas, lo que ha requerido su recolección antes de tiempo.
Así, los viñedos de toda España se han llenado de cuadrillas de vendimiadores y máquinas vendimiadoras para recoger aquellas parcelas que ya estaban óptimas para la recogida. Y así iniciar un proceso que terminará en un producto de reconocida calidad internacional: el vino español.
Esta cadena vinícola, que va desde las cepas, hasta el embotellado del elixir de Baco, necesita de todo el sumo cuidado en todas las fases de su proceso.
El enólogo y los responsables de las fincas se afanan en dar los cuidados a sus viñedos como si de un recién nacido se tratara. Monitorización constante de plagas, riego de precisión cepa a cepa, analizar los datos climatológicos recogidos por las estaciones meteorológicas que se mimetizan con las vides. Y en el caso de la D.O. Uclés un respeto por el medio ambiente, que los ha llevado a ser uno de las primeras D.O. con un certificado AENOR al medir la huella de carbono de sus vinos.
Tras ese periodo de sumo cuidado, se inicia una labor que hace disminuir la tasa de paro agrícola. Los campos se llenan de vendimiadores cargados con sus cestos. Cestos que cada 4-5 cepas se llenan de racimos de uvas, mimadas, cortadas con cariño y depositadas en bañeras que esperan a ser trasladadas a la bodega. Este trabajo manual e intensivo se realiza en aquellos viñedos especiales por su calidad y de donde saldrán los mejores caldos que probaremos a lo largo de todo el año.
Sin embargo, hay otras técnicas de recolección con maquinaria. Es el caso del uso de vendimiadoras, máquinas con la forma del “arco del triunfo” que pasan por encima de las vides, y sus dedos de goma golpean los racimos de uvas, los cuales se almacenan en tolvas en la propia máquina, para después ser descargadas en la bañera de transporte. Se pierde calidad, sí. Sin embargo, resultan muy útiles para recolectar de forma rápida grandes extensiones de viñedos, y para todos los amantes de la maquinaria (o no) es un espectáculo de ver.
En este caso, la vendimia se realiza de noche, cuando aún no ha despuntado el sol por el este, para así compensar la pérdida de calidad por el golpeteo, la cual se vería acelerada por el calor. Esto permite capturar imágenes espectaculares, tanto nocturnas, como con el amanecer de fondo.
Tras la vendimia en todas sus variantes, manual y “automática”, los tractores se apresuran a recoger lo antes posible las bañeras y transportarlas a la bodega, donde se realiza el pesaje y la descarga. Iniciándose así el proceso de obtención de ese producto que hay que poner en valor. Un producto complejo, con todo el sabor de la tierra, moldeado por el clima y mimado por todos los que se dedican a esto…
02/10/2017 09:19
Fotos espectaculares. Sobre el texto tendría muchas observaciones que hacer.
Saludos
02/10/2017 09:29
¡Gracias por el comentario Helio!
Por favor siéntete libre en aportar y corregirme en el texto ya que todo eso enriquecerá el blog :-)
¡Un saludo!