Millenials, una generación que ha visto la expansión de internet, que ha abrazado las nuevas tecnologías y que tiene su propia visión del mundo. Los Millenials, una generación muchas veces incomprendida por “los que mandan” ahora mismo. Han provocado cambios en todos los sectores, y en el agroalimentario no iba a ser menos.
Es mi generación. Y os voy a mostrar como pensamos…
La mayoría de nosotros nacimos y crecimos en las ciudades, disfrutando de esas comodidades que no tuvieron nuestros padres. Comodidades que, por cierto, no paran de “restregarnos en la cara” con comentarios como “yo a tu edad trabajaba y estudiaba”.
Normal. Si algo caracterizaba a la generación anterior, la que protagonizo el éxodo rural, era la necesidad de mano de obra en la ciudad. Una generación de “baby-boomers”, que hoy siguen ocupando puestos de trabajo que se ganaron a pulso, y que nosotros necesitamos.
Nos llegaron a llamar la generación perdida. Una generación “sin futuro” que le ha tocado vivir en una época donde las tasas de paro se disparan, y en el que tenemos que pelearnos por contratos parciales.
Un futuro desesperanzador….
Sin embargo, para que exista la desesperanza debe existir la esperanza. Y los millenials la buscaron. Y la encontraron…
Somos la primera generación que vuelve a sus raíces. La primera generación que ve su futuro en el medio rural. Nuestra esperanza es la misma desesperanza que dejaron atrás nuestros padres. Sí, aún necesita un buen impulso para rejuvenecer el campo. Sin embargo esto ya ha empezado.
Porque el medio rural que ellos conocieron no tenía el mismo color que tiene ahora. Porque, en una sociedad cada vez más preocupada por lo que come, la figura del agricultor y ganadero cobra la importancia que estas décadas de despoblamiento rural le había robado.
Los millenials si ven en el medio rural la oportunidad para desarrollar su futuro.
Además, crecimos junto a las nuevas tecnologías que hacen más fácil la vida en los pueblos. Crecimos en la expansión de internet. Es más. Los millenials hemos marcado las pautas de cómo se deben usar estas nuevas tecnologías. Un testigo que hemos pasado a los nativos digitales, los encargados de evolucionarlos.
La generación del milenio ha desarrollado nuevos conceptos de economía. En particular me voy a referir a la economía colaborativa. Y si no ¿por qué se han desarrollado plataformas como Uber? Y gracias a esa colaboración, intrínseca al mundo digital, estamos preparados para evolucionar otro concepto que lleva en el sector agroalimentario muchos años: la cooperación.
Los millenials no tienen miedo a cooperar, y a buscar nuevas fórmulas donde el colectivo sea el beneficiado. Y no nosotros solos. Porque si no puedes compartir tus logros, porque luchar.
Es más, nuestra consciencia social hace que establezcamos nuevos vínculos, nuevas relaciones, nuevas redes sociales. Redes sociales digitales, donde nos mostramos como somos. Porque esta forma de comunicarse no es un peligro, si se actúa con coherencia. Redes sociales que te permiten estar en contacto con los tuyos aunque estés a miles de kilómetros. Redes sociales que además te permiten mostrar tu trabajo.
Nosotros, los millenials, contamos la historia de ese queso que se produce en una aldea perdida de la meseta castelloleonesa.
Los millenials no solo afecta al eslabón primario de la cadena agroalimentaria. También actúan en el extremo opuesto. Hemos hecho que las cadenas de distribución nos tengan en cuenta. Ya no solo es posible comprar todo lo que necesitas con un simple “click”. Si no que, nuestra forma de ver el mundo, nuestra inconformidad con lo establecido, ha hecho que los linéales de los supers se llenen de productos “healthy” y únicos.
Y no solo eso. Nuestra visión del mundo nos lleva a consumir productos con una historia que contar. Productos de proximidad. Productos de aquí.
Los millenials nos preocupamos por lo que comemos, nutricional y éticamente.
Porque tenemos mucho que decir. Tanto que los líderes de opinión ya no salen en los telediarios. Salen en nuestras pantallas de ordenador, tablets y Smartphone. Y un simple vídeo de estos “influencers” puede hacer que una generación entera sustituya un alimento básico como la leche por una bebida vegetal. Y eso no se ha sabido ver hasta que ha sido demasiado tarde… Pero aún hay esperanza.
Y si aún no veis que hemos cambiado el mundo os pongo unos ejemplos.
Un tal Zuckerberg desde sus oficinas en Palo Alto, un chaval de 32 años, ha conseguido cambiar la forma en que nos comunicamos, nos informamos y nos relacionamos.
¿Aún queréis más? ¿Tal vez ejemplos más cercanos? Muy bien…
Marcos Garcés Lizama, millenial aragonés, decidió apostar por su explotación agrícola y gestionarla de forma profesional aplicando sus estudios universitarios en ADE, y apostando por las nuevas tecnologías.
Tecnologías que han desarrollado millenials como los creadores de Bynse, una tecnología que promete revolucionar el modo en el que se gestionan las explotaciones agrícolas.
O el caso de la lucha por que la tradición no se pierda en el olvido desde el mundo digital como Lucía López y su blog Mallata. ¡Ah y no solo eso! Trabajando en el proyecto SIMRA-EU (Social Innovation in Marginalised Rural Areas) para que las zonas más machacadas por el éxodo rural tengan futuro.
Incluso la difícil comunicación agroalimentaria gana con nuestra frescura, sólo hay que ver el colosal trabajo de Elisa Bagües en una marca tradicional como Agromonegros. Y recientemente junto a APROSE trayendo nuevos aires al sector de las semillas.
¿Qué el campo no tiene futuro? Creo que es AHORA cuando más futuro tiene, con una generación sobradamente preparada y que vuelve a las raíces con los brazos abiertos.
27/10/2017 23:02
Volvemos a nuestros orígenes.
Enhorabuena, gran artículo.
01/11/2017 18:47
¡Muchas gracias Javier!