Estamos a las puertas de la 4ª revolución agraria. La forma en la que vamos a producir alimentos cambiará de forma drástica en los próximos años. Una revolución digital agrícola necesaria y en la que el agricultor debe ser el protagonista.
Las nuevas tecnologías aplicadas al sector agrícola y ganadero provocarán un cambio profundo a lo largo de toda la cadena agroalimentaria, afectando a la forma en la que producimos alimentos, en cómo se relacionan los diferentes eslabones de la cadena, en cómo se comercializa, etc.
La clave de esta revolución son los datos: el dato permite optimizar la producción y mejora la rentabilidad de los productores de alimentos. Rentabilidad que permite mejorar la calidad de vida de estos mismos, y permitir el deseado relevo generacional.
En el centro de esta revolución debe estar el agricultor, ya que en esa agricultura científica, no solo producirá alimentos, producirá los datos que harán moverse a toda la cadena agroalimentaria. Por eso, es necesario establecer un ecosistema que permita al agricultor ser participe y acceder a todas estas herramientas digitales, independientemente del tamaño de la explotación.
Si perdemos el tren de la digitalización, si caemos en ese error, veremos cómo nuestra agricultura, y nuestros productores, perderán competitividad en un mercado globalizado. Una pérdida de peso en esos mercados que podría dejar a nuestra agricultura en “fuera de juego”, provocando una pérdida del tejido social que vertebra el medio rural y lo dota de vida.
El mundo está cambiando. Hace una década, las empresas más valiosas se movían en el ámbito energético. Ahora las empresas más valiosas tienen que ver con tecnología, y más concretamente con el mundo digital.
El mundo agrícola no es ajeno a este cambio. Los retos a los que nos enfrentamos son numerosos: conseguir un sector agrícola inteligente y resiliencia, producir más alimentos adaptándonos a las nuevas condiciones climáticas, fortalecer el tejido socioeconómico de las zonas rurales y adaptar la producción de alimentos a las exigencias de un consumidor cada vez más concienciado con la sostenibilidad. Unos retos que solo se pueden abordar desde la digitalización y la adaptación de nuevas tecnologías en nuestro sector.
Sin embargo, esta adopción en el medio rural se está dando poco a poco. Es necesario dar el papel protagonista al agricultor, para que la transformación sea efectiva y duradera, y lo que es más importante, así conseguir que el sector agrario sea más llamativo para las nuevas generaciones, dando continuidad al tejido productor primario. Para conseguir ese objetivo hay que propiciar un ambiente idóneo que permita a nuestra agricultura estar en las mejores posiciones cuando el crecimiento de estas nuevas tecnologías en la producción de alimentos sea exponencial. Solo así podremos mantener nuestra posición de líderes en el mercado global en el futuro próximo.
Pero ya se están dando pasos hacia ese futuro tecnológico de la agricultura. Ya se han identificado tecnologías habilitadoras digitales para el sector agrario (IoT, Big Data, Blockchain, Inteligencia Artificial, Realidad Virtual, Realidad Amentada, Cloud Computing) y el sector tiene a su disposición tecnologías accesibles (tecnología satelital del programa Copernicus, GPS, drones, sensóricas, robots).
Todas estas tecnologías deben ser acogidas por todos los actores de la cadena agroalimentaria, desde el productor (el centro de esta revolución) hasta los distribuidores y la industria pasando por las empresas tecnológicas, administraciones, entidades de asesoramiento y los centros de investigación y formación.
Como hemos visto, estamos a las puertas de unos años de cambio. Cambios que no van a suceder en 30 o 40 años, cambios que están comenzando ahora y que en los próximos lustros dejaran una huella muy profunda en el sector. Sin embargo, todo cambio, y más si es disruptivo, traen consigo una serie de retos, amenazas y oportunidades, que hay que tener en cuenta.
Por un lado nos encontramos con las oportunidades. La digitalización permitirá a los agricultores conocer más de cerca a ese consumidor que se encuentra al otro extremo de la cadena agroalimentaria, y así poder adaptar su oferta a lo que demanda el mercado. Por otro lado, les permitirá tener una radiografía más precisa de lo que ocurre en su explotación en tiempo real, pudiendo ajustar el uso de insumos, tomar decisiones con precisión y conseguir una mayor producción y rentabilidad. Por último, les permitirá simplificar las tareas administrativas y facilitar cumplir todo lo que les exige la PAC.
En la otra mano tenemos los retos. Hemos visto que la digitalización de otros sectores ha traído consigo la irrupción de nuevos actores con gran poder de integración (cuando no absorción). Por tanto, el reto principal al que se enfrenta nuestro sector primario, es mantener ese tejido productivo basado en agricultores/as profesionales que vértebra el medio rural. Además, en la situación actual de envejecimiento del sector profesional agrario, se encuentra con la barrera de la falta de ganas en invertir en algo “novedoso”, ya sea por el alto coste que suponen las soluciones tecnológicas, o por la inercia de seguir haciendo las cosas “como se hacían antes”.
Otros grandes retos que son necesarios abordar, y esta vez desde la administración y las empresas de servicios digitales son, respectivamente, reducir la brecha digital que presenta el medio rural (todas las herramientas digitales necesitan de una cobertura y velocidad mínima para su correcto funcionamiento), y mejorar la interoperabilidad de los datos generados en el día a día de todos los eslabones de la cadena agroalimentaria, permitiendo que sean estos lo que decidan con quien trabajar, y no terminar cautivos de plataformas y/o tecnologías cerradas, que al final corren el riesgo de quedar obsoletas.
Una vez analizados los principales retos y oportunidades, podemos ver que un hecho es cierto: la necesidad de cooperación entre todos los agentes de la cadena agroalimentaria de forma vertical. Por eso, es necesario crear modelos de compartición de datos (recordemos que el dato es el verdadero valor de la agricultura digital) que equilibren el valor añadido a lo largo de toda la cadena.
Para ello, es necesario establecer buenas prácticas entre los diferentes eslabones de la cadena, como el Código de Conducta lanzado por la UE en abril de 2018, sobre el intercambio de datos agrícolas, en el cual se aconseja crear acuerdos contractuales donde quede perfectamente reflejado quien es propietario de los datos generados, cómo se pueden acceder a dichos datos y quien tiene el control sobre ellos, las medidas de protección de datos y prácticas que fomenten la transparencia, definir de forma precisa la privacidad de dichos datos y la seguridad, así como la responsabilidad y los derechos de propiedad intelectual, todo ello encaminado a proteger a todos los actores de la cadena de valor.
Si estás interesado en conocer más de aspectos de esta revolución digital que ya se deja notar en el sector agroalimentario, te invito a leer la Guía elaborada por COAG:
“La Transformación digital del sector agrario español”
30/01/2019 10:34
Interesante artículo. Como bien dices, no hay que perder el tren de la digitalización.
14/08/2019 15:04
Totalmente de acuerdo. Estamos ante un momento apasionante de cambios a través de nuevas prácticas, entre ellas la digitalización, que harán que las cosas en un mundo historicamente conservador e intuitivo como es el agrícola se beneficie enormemente y con ello medio ambiente, sostenibilidad alimenticia, etc….. Todo un reto maravilloso! @gpistako
05/05/2020 19:10
Es impresionante cómo la tecnología ha ayudado al campo, siento que no falta mucho para que esto se haga realidad. Por ejemplo, una de las tecnologías en las que estoy más interesada, es en los drones agrícolas, los que más me gustan son los de Omega Drone, los recomiendo bastante, son fáciles de manejar y muy útiles en el campo, puede fumigar, puede analizar cultivos y más con el dron. Yo cuento con uno y puedo decir que son muy útiles. Les dejo los contactos por aquí.
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30/06/2020 19:44
¡Hola! me gustó mucho tu artículo, y hasta donde yo sé, siento que si saldríamos ganando si se empieza a tomar en serio las ventajas que nos brindan las tecnologías en el campo. Yo cuento con un dron, he trabajado menos y ganó más dinero, la producción subió y mis cultivos estan a salvo, todo lo aprendí en Omega Drone ( https://omegadrone.com.mx/drones-para-agricultura/ ) presiento que si usamos más tecnologías como estas, saldremos ganando todos de una forma muy beneficiosa para el futuro.
Drones para agricultura – Omega Drone
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